miércoles, 14 de marzo de 2018

Consagrada labor la del periodista

“Tiene la prensa periódica altísimas misiones. Es la una explicar en la paz y en la lucha fortalecer y aconsejar”. Con esta frase expuso nuestro héroe nacional el compromiso que deben asumir los profesionales de la Prensa.

Y por ser Martí un hombre de su tiempo y de todos los tiempos, ese razonamiento, no solo cobra valor, sino que se perpetúa como doctrina esencial de la labor periodística.
Una labor catalogada por Alejo Carpentier, como “maravillosa escuela de vida”.

Un periodista es un educador, un formador de futuro. Habilidoso descubridor de realidades, en ocasiones elogioso, muchas veces enjuiciador; pero siempre, un profesional comprometido con su encargo social; atento a las necesidades del pueblo y quien pone todo su empeño en describir cada hecho de manera fiel, exacta.

Entre los grandes retos que asumen, está el de afrontar la poca sensatez con que algunas fuentes - entiéndase directivos de diversos organismos - valoran la labor periodística.
La prensa no es enemiga, es aliada y es preciso que se comprenda mejor su papel.

La experiencia ha demostrado que una estrategia de respuesta inteligente por parte de las entidades, puede convertir la crítica en resultado positivo, pues mejora la imagen e incrementa  la confianza de clientes, usuarios o consumidores.

El desafío está impuesto y en días como hoy, en los que se evoca, la creación del periódico Patria, los facilitadores de ese bien público que es la información, reafirman el compromiso de continuar defendiendo la verdad.

Siempre bajo el principio fundamental de la ética, los periodistas pinareños continuarán su labor investigativa para dar curso a cada acontecimiento y contribuir así a la construcción de una sociedad mejor.

“Sólo quien sabe de periodismo, y de lo costoso del desinterés, puede estimar de veras la energía, la tenacidad, los sacrificios, la prudencia, la fuerza de carácter que revela la aparición de un diario honrado y libre”. Así definió el más universal de todos los cubanos tan consagrada labor.

viernes, 2 de marzo de 2018

Mi voto por la Patria


     
                     

La tendencia falaz al cuestionamiento de toda política surgida en Cuba, después del triunfo revolucionario no es noticia, ni para los residentes nacionales, ni para aquellos -que por motivos diversos- viven fuera de la Isla.

Y aunque algunos se muestran reacios al sistema que rige nuestro destino, desde hace 59 años; la mayoría de la sociedad civil cubana acepta, aprueba; incluso defiende este proyecto social.

Proyecto que se ha desarrollado a lo largo de los años con métodos inclusivos, como el sistema electoral, institucionalidad que tomó forma en mil 976 y fue promotora de la participación popular.

En ese año se llevaron a cabo los primeros comicios en la Revolución, en los cuales se eligieron los dirigentes a las asambleas municipales del Poder Popular.

Desde entonces, los ciudadanos podemos seleccionar, postular, elegir y revocar a nuestros representantes. Se trata de un derecho constitucional sustentado sobre normas legales, muy diferentes al de otros sistemas.

Precisamente, en ejercicio de ese derecho, el próximo 11 de marzo, como parte de la segunda etapa de las elecciones generales en Cuba, más de 400 mil pinareños mayores de 16 años, ejerceremos nuestro voto de manera directa, secreta y voluntaria.

En esta ocasión, por los que mejores condiciones tienen para representarnos; unos como delegados a la Asamblea Provincial del Poder Popular y otros como diputados al Parlamento. Todos con la aprobación del pueblo.

Pero, evidentemente, el sistema electoral, no escapa a las severas críticas, las que por estos tiempos se tornan cada vez más provocadoras, por parte de aquellos que se hacen juicios banales.

Cuestionar es cosa fácil para esos que -en cualquier país del mundo y bajo cualquier dogma- se muestran conformes con    procedimientos como los estipulados en Estados Unidos, “paladín de la verdadera democracia” donde en las últimas elecciones destacaron el clima de tensión política y la más baja aceptación popular hacia los candidatos en toda la historia de ese país.

Allí donde hoy, un ser excéntrico tachado de racista, machista, xenófobo, belicista, entre muchos otros calificativos, gobierna a fuerza de caprichos. Donde una minoría aplaude sus desatinos y las multitudes lamentan los votos a su favor.

Si quienes nos critican, es a ese absurdo al que nos convidan, lamentablemente se verán frustrados cuando este 11 de marzo el pueblo de toda Cuba dé al mundo, la más contundente demostración de democracia participativa.