Profesiones diversas, que ejercen hombre y mujeres con gran
responsabilidad, merecen todo el reconocimiento social, mas, una de ellas
destaca por su esencia, la que se traduce en arte cotidiano de entrega y
consagración.
Nos referimos a la labor altruista que desempeñan enfermeras
y enfermeros en cada institución del sector de la salud, en nuestra provincia,
el país y el mundo.
Ellos alientan, cuidan y protegen. La enfermería es una
práctica que requiere bondad y por sobre todas las cosas, de paciencia extrema,
porque en determinados momentos les es preciso dejar de pensar en ellos mismos.
Los ejemplos de excelencia en tan noble e imprescindible
profesión abundan, aun cuando podamos encontrar a algunos, que lamentablemente,
carecen de la sensibilidad requerida para tratar a los pacientes.
Sin embargo, somos conscientes que la mayoría de ellos amanecen
cada día con el ánimo de refrendar su vocación humanista y hacer realidad el
juramento de preservar la vida.
Evidentemente, la enfermería exige un gran espíritu de
sacrificio y los profesionales que la ejercen asumen retos decisivos como el de
estar alerta durante una emergencia, porque su reacción pronta y efectiva,
puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
Es cierto que el médico cura, pero los enfermeros cuidan a
los pacientes y esto, de cierta manera, hace la diferencia en la atención de
salud.
Sabemos que es tarea difícil compensar tanta entrega, y que
quizás esta sea la más intrascendente manera de compensarlos, pero aprovechamos
la ocasión para sumarnos a esas expresiones de gratitud, que hoy reciben.