martes, 12 de mayo de 2020

Ellos hacer realidad el juramento de preservar la vida



Profesiones diversas, que ejercen hombre y mujeres con gran responsabilidad, merecen todo el reconocimiento social, mas, una de ellas destaca por su esencia, la que se traduce en arte cotidiano de entrega y consagración.  

Nos referimos a la labor altruista que desempeñan enfermeras y enfermeros en cada institución del sector de la salud, en nuestra provincia, el país y el mundo.

Ellos alientan, cuidan y protegen. La enfermería es una práctica que requiere bondad y por sobre todas las cosas, de paciencia extrema, porque en determinados momentos les es preciso dejar de pensar en ellos mismos.

Los ejemplos de excelencia en tan noble e imprescindible profesión abundan, aun cuando podamos encontrar a algunos, que lamentablemente, carecen de la sensibilidad requerida para tratar a los pacientes.

Sin embargo, somos conscientes que la mayoría de ellos amanecen cada día con el ánimo de refrendar su vocación humanista y hacer realidad el juramento de preservar la vida.

Evidentemente, la enfermería exige un gran espíritu de sacrificio y los profesionales que la ejercen asumen retos decisivos como el de estar alerta durante una emergencia, porque su reacción pronta y efectiva, puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte.

Es cierto que el médico cura, pero los enfermeros cuidan a los pacientes y esto, de cierta manera, hace la diferencia en la atención de salud. 

Sabemos que es tarea difícil compensar tanta entrega, y que quizás esta sea la más intrascendente manera de compensarlos, pero aprovechamos la ocasión para sumarnos a esas expresiones de gratitud, que hoy reciben.