sábado, 20 de octubre de 2012

Exclusiva vivencia

Existen momentos que quedan grabados en el recuerdo, y que por el significado que encierran, perduran a pesar del transcurso de los años.

Son vivencias exclusivas que regresan a la mente como destellos y nos hacen valorar con madurez nuestro protagonismo en hechos trascendentales, cuando la inocencia nos imposibilitaba considerarlos en su justa medida.

Hoy que veo a Mahiliana, mi sobrina de siete años, emocionada porque participará custodiando las urnas en un colegio electoral, evoco cuando en el año 1976 sentí igual emoción.

Tenía entonces once años y cursaba el sexto grado en el Seminternado Pablo de la Torriente Brau.  Eran aquellas las primeras elecciones convocadas después del triunfo revolucionario, para elegir a los representantes del inédito Poder Popular.

Nos correspondió participar en los colegios electorales dispuestos entonces, en los apartamentos en construcción, de lo que es hoy el edificio multifamiliar No. 35, en el Reparto Raúl Sánchez, en la ciudad de Pinar del Río,

La bandera, el escudo, la urna y el lugar reservado para marcar la boleta, elementos distintivos de aquel inicio, se mantienen hasta nuestros días, y con similar solemnidad la protegen niñas y niños de correcto uniforme.

Con el tiempo y mayor conciencia de tan significativo acto, volví a semejantes escenarios, ya no en condición de pionera, sino como electora para ejercer mi derecho de libre y espontánea decisión.

Este domingo, una vez más se nos convoca y allí estaré, bien temprano con mi familia, para elegir al delegado idóneo.  Su nombre, me lo reservo porque la discreción forma parte del proceso; pero en breve lo haré patente, cuando marque la boleta para notificar mi determinación por el más capaz.

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