Bailando en cuba, es un nuevo programa de la televisión cubana, que en su debut, generó opiniones diversas; unas favorables, otras no tanto, aun cuando nadie duda de la valía de la propuesta.
Si bien es cierto que, desde un inicio, se explicó que
las parejas iban a estar conformadas por un bailarín profesional y otro no, lo
que menos imaginó el espectador fue, que iban a danzar para defender una
coreografía.
Y no es que rechacemos este tipo de espectáculo -para
nada- la mayoría de los cubano tenemos probada cultura para apreciar todo tipo
de entretenimiento, solo que las expectativas eran otras.
A juicio de muchos, lo que siempre ideamos fue un
programa similar al gustado y siempre recordado Para Bailar, donde alcanzaron
gran notoriedad los excelentes bailadores conocidos como los Hermanos Santos.
Conscientes somos, que no todos tenemos que coincidir en
los criterios; sin embargo es algo valioso a tener en cuenta, pues cada opinión es sugerente y aporta. No hay que ser
un crítico experto para saber que un programa gana máxima popularidad cuando
satisface las expectativas.
También es cierto que un solo programa es insuficiente
para dar criterios que pudieran incidir en una evaluación justa, pero, el
estreno de algo esperado lo mismo puede seducir, atraer, o enamorar; que
excluir, desechar y abandonar.
Ahora bien, qué decir del jurado integrado por tres
jueces de lujo, maestros de la danza, como son la coreógrafa española, Susana
Pous; el director artístico del cabaret Tropicana, Santiago Alfonso; y Lizt Alfonzo, directora de su propia academia
de baile. Ellos tienen la responsabilidad de señalar lo bueno y lo malo que
hagan los bailadores….pero, siempre lo harán, realzando los elementos coreográficos
más que todo.
En realidad Bailando en Cuba no es el programa que
esperábamos. Esta nueva propuesta de RTV Comercial pudiera rescatar jóvenes talentos para la
danza o para espectáculos de cabaret, pero lejos está del propósito de rescatar
y promocionar los bailes populares cubanos, esos que disfrutamos bailando en
cualquier lugar donde suenen los tambores.