La excelencia en los servicios de salud, debe constituir condición que distinga a los 115 colectivo de ese priorizado sector en nuestra provincia y no a una cifra insignificante de ellos.
Resultados que evidencian entrega y consagración en programas como el Materno infantil, con cifras envidiables al cierre del 2015; deben constituir desafíos para continuar desarrollando valores, cuya máxima expresión puede ser la concepción del Colectivo Moral.
Hablamos de un movimiento que distingue a aquellas instituciones en las que sus trabajadores mantienen una actitud permanente de consagración y entrega al trabajo, y como consecuencia logran una alta y mantenida satisfacción de la población con los servicios que se brindan.
Hoy ostentan esta condición centros como el de Genética Médica, de Atención al Diabético, el Banco de Sangre y Hospitales como el Tercer Congreso, entre otros que deben constituir ejemplos a seguir por aquellos que aún no logran ese salto cualitativo en la conducta, idoneidad y entrega de sus trabajadores, que no son pocos.
Sabemos que la excelencia en un centro de salud no depende solamente de disponer de altas tecnologías, sino de recibir un trato afable, una orientación correcta, una atención esmerada conforme al sentimiento humanista con que se forman los profesionales de la salud en nuestras universidades médicas.
Más que parámetros cuantitativos, esta condición de Colectivo Moral constituye termómetro para medir fielmente cómo marcha la calidad en un sector tan sensible donde es preciso desarrollar valores como el amor y la entrega total al trabajo.
No es un fin, es el medio para lograr la satisfacción del pueblo y sólidos principios morales y éticos en los trabajadores, por tanto no concluye cuando se alcanza el reconocimiento establecido; hay que continuar aportando entrega y dedicación a la atención del pueblo, porque no es para toda la vida. Cualquier insatisfacción, la más mínima, puede revocar la alta distinción.
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