Para las familias que asumen la crianza de niñas y niños,
en particular para las madres, resulta bastante difícil complacer a los
pequeños -no importa la edad- cuando piden ver muñequitos o películas
infantiles en la televisión.
Muchos al estar frente a la pequeña pantalla, se muestran
inquietos, desinteresados, incluso abandonan el asiento como muestra de rechazo
por lo que aprecian y no entienden.
Y no es precisamente que nuestros hijos, sobrinos o
nietos sean extremadamente intranquilos. Por increíble que parezca buena
cantidad de muñes y películas que se televisan hoy, no son traducidas, tienen
subtitulaje
.
Cuesta comprender que esto suceda, cuando vivimos tiempos
en los que se rechazan productos audiovisuales como el controvertido “Paquete”
y abogamos porque nuestros infantes vean materiales instructivos, de producción
nacional.
Con ese saludable propósito surgió “La Mochila”, muy bien concebida por cierto, solo que en casa no todos tienen la posibilidad de contar con equipos -como cajas decodificadoras, computadoras, DVD o Tablet- los que poseen puerto de entrada para la instalación de dispositivos, en este caso, las memorias flash.
Entonces ahí radica el detalle, ese en el que no se han
detenido a pensar quienes rigen, en la televisión nacional, la política de
programación infantil.
Sería muy provechoso aplicar encuestas para que, de
manera objetiva, constaten que ese tipo de producción no es del agrado ni de la
preferencia del público al que está dirigido, por ende es improductivo.
Si nos ponemos a pensar lo difícil que resulta para un
adulto, incluso de los más experimentados, apreciar un material subtitulado; no
nos queda más que pensar que ese complejo ejercicio, para un niño, es un
verdadero tormento.
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