lunes, 12 de febrero de 2018



¡Verdad que lo último en este mundo es llegar a viejo!...La expresión despectiva –que muchos utilizan para referir algún suceso en el que están involucradas personas de edad avanzada, constituye hoy una de las formas más comunes de maltrato a nuestros adultos mayores. 

En ocasiones la empleamos sin darle la verdadera connotación o simplemente como una broma sin importancia; sin embargo es oportuno pensar que palabras similares -lo mismo que gestos de menosprecio y desatención- lastiman a estas personas sean o no familias.
Y aunque los ejemplos trascienden el hogar y abarcan el, plano social y laboral, en nuestro comentario haremos énfasis en el perjuicio que provoca ese despectivo comportamiento en el seno de la familia.

Vivimos una época donde se exalta el valor de la juventud, que ciertamente lo merece, pero de ningún modo ese enaltecimiento puede ir en detrimento de la vejez.
Es importante que los más jóvenes asimilen que saber envejecer es la mayor de las sabidurías y uno de los más difíciles capítulos del gran arte de vivir.

Que se detengan a pensar que son el resultado de esa experiencia acumulada; que existen porque –ellos, sus padres y abuelos- fueron perseverantes con su crianza.
Ellos de manera incondicional los protegieron, los alimentaron, los mantuvieron aseado, los sostuvieron en sus brazos, a pesar del cansancio y ahora nada reclaman.

Entonces es tiempo de corresponderles y ser consecuentes. Es tiempo de pensar que la vejez es una importante etapa de la vida a pesar del cansancio por el peso de los años; pero es, en fin, una buena etapa y hay que vivirla dignamente.

Es hora de desterrar prejuicios y distinguir, de una vez y por todas, que envejecimiento no es enfermedad y que las arrugas y las canas no son ninguna contrariedad, sino una cuestión meramente estética.

El paso del tiempo es irremediable y la vejez es para todos o al menos para aquellos que tengan la dicha de alcanzarla. Por ese camino andamos…



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