viernes, 2 de marzo de 2018

Mi voto por la Patria


     
                     

La tendencia falaz al cuestionamiento de toda política surgida en Cuba, después del triunfo revolucionario no es noticia, ni para los residentes nacionales, ni para aquellos -que por motivos diversos- viven fuera de la Isla.

Y aunque algunos se muestran reacios al sistema que rige nuestro destino, desde hace 59 años; la mayoría de la sociedad civil cubana acepta, aprueba; incluso defiende este proyecto social.

Proyecto que se ha desarrollado a lo largo de los años con métodos inclusivos, como el sistema electoral, institucionalidad que tomó forma en mil 976 y fue promotora de la participación popular.

En ese año se llevaron a cabo los primeros comicios en la Revolución, en los cuales se eligieron los dirigentes a las asambleas municipales del Poder Popular.

Desde entonces, los ciudadanos podemos seleccionar, postular, elegir y revocar a nuestros representantes. Se trata de un derecho constitucional sustentado sobre normas legales, muy diferentes al de otros sistemas.

Precisamente, en ejercicio de ese derecho, el próximo 11 de marzo, como parte de la segunda etapa de las elecciones generales en Cuba, más de 400 mil pinareños mayores de 16 años, ejerceremos nuestro voto de manera directa, secreta y voluntaria.

En esta ocasión, por los que mejores condiciones tienen para representarnos; unos como delegados a la Asamblea Provincial del Poder Popular y otros como diputados al Parlamento. Todos con la aprobación del pueblo.

Pero, evidentemente, el sistema electoral, no escapa a las severas críticas, las que por estos tiempos se tornan cada vez más provocadoras, por parte de aquellos que se hacen juicios banales.

Cuestionar es cosa fácil para esos que -en cualquier país del mundo y bajo cualquier dogma- se muestran conformes con    procedimientos como los estipulados en Estados Unidos, “paladín de la verdadera democracia” donde en las últimas elecciones destacaron el clima de tensión política y la más baja aceptación popular hacia los candidatos en toda la historia de ese país.

Allí donde hoy, un ser excéntrico tachado de racista, machista, xenófobo, belicista, entre muchos otros calificativos, gobierna a fuerza de caprichos. Donde una minoría aplaude sus desatinos y las multitudes lamentan los votos a su favor.

Si quienes nos critican, es a ese absurdo al que nos convidan, lamentablemente se verán frustrados cuando este 11 de marzo el pueblo de toda Cuba dé al mundo, la más contundente demostración de democracia participativa.

                                    

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