martes, 13 de marzo de 2012

Elizabeth, ejemplo de tenacidad, valor y humanismo

La responsabilidad es uno de los pilares decisivos para alcanzar el éxito,  y fue sin dudas el valor esencial que aportó a Elizabeth  Silva Pérez el ímpetu preciso para cumplir su compromiso internacionalista.

Tres años atrás, decía adiós a sus seres queridos, a sus compañeros de labor, a sus vecinos y a su Patria, para aportar conocimientos y esfuerzos como técnica en Farmacia, en el hermano país venezolano.

En el estado de Apure transcurrió su misión, que le aportó experiencias enriquecedoras, tanto espiritual como profesionalmente.

Momentos emotivos en los que se mezclaron irremediablemente la alegría que aportaban las buenas noticias, la nostalgia por su familia y ese sinsabor que deja la separación, caracterizaron los últimos tres años de la vida de Elizabeth.

En la memoria aquellos abrazos, los besos prolongados y sentidos al instante de la despedida.  El desgarrador adiós a su esposo Alberto y a sus queridas hijas Lidianys, la mayor y Laurita a la que dejaba con apenas cuatro años…

Para Alberto tampoco fue fácil y Elizabeth bien lo sabe; por eso siente sus méritos compartidos, porque gracias a su esposo pudo dar feliz cumplimiento a su labor asistencial, en aquel hermano país.

Siete años tiene ya Laurita, la menor de las niñas, para quien fue muy difícil la ausencia de la madre.  A Lidianys también la embargó la nostalgia en una etapa de transformación, de cambios decisivos para una mujer como lo es la Maternidad.

Por lo pronto Elizabeth pretende recuperar el tiempo que no disfrutó junto a su familia, la que creció en su ausencia. Ahora una hermosa personita le tiende los brazos y con ese inusitado encanto, le regala un beso, pero no cualquier beso…es, según dice, uno de esos que sin percatarse le arrebatan el cariño. 

Elizabeth, es uno de los tantos ejemplos de tenacidad, valor y humanismo que la mujer cubana muestra hoy ante el mundo.

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