Existe un tema muy ligado a nuestra cotidianidad un tanto
complejo de definir o cuestionar
por la diversidad de criterios que en
relación a él existen. Ese tema tan
controversial no es otro que La Moda.
Para muchas personas no es más que una expresión cultural
que implica tener buen gusto y sentido común, aunque en la mayoría de las ocasiones
no suelan ir juntas.
Y no es que se haya perdido el buen vestir en un país
tropical como el nuestro, más bien lo que está faltando es el sentido común
para delimitar lo formal y lo informal.
En nuestra sociedad se impone que aprendamos a ser
selectivos, pues aunque no es determinante, la indumentaria expresa en buena
medida cómo somos. El vestir puede proteger nuestra intimidad
corporal, o por el contrario, exponerla sin pudor.
Esto es algo que deben tener en cuenta, sobre todo, los adolescentes y jóvenes quienes marcan la diferencia ya que quieren
ser diferentes a sus padres e iguales a su tiempo.
Resulta común que en esas edades tan complejas, muchachas y muchachos encuentren en sus
artistas favoritos un patrón para vestirse, pero, sucede que no siempre es lo
más apropiado.
Y como la moda ayuda a definir la identidad, entonces,
pretenden lucir prendas, pelados y accesorios que no en todas las ocasiones
resultan ideales.
Pero, al fenómeno que vincula a la moda con el buen gusto
al vestir lo afecta la ignorancia. No podemos olvidar que la moda, además de un
arte, es también una industria que está en constante evolución y quien se
aferra a seguir cada uno de sus pasos, se arriesga a perder algo valioso en el
camino.
Como cualquier otra obsesión, la moda puede llegar a
convertirse en un problema por eso es bueno controlarla y pensar que hasta la
persona más humilde puede preciarse de
buen vestir, porque esta definición no requiere marcas registradas, ni altos
precios; basta usar la ropa limpia,
cuidada y que además, se ajuste al momento, lugar y a la figura del individuo
sin exagerar.
No olvidemos que más que expresión cultural, la moda implica
tener buen gusto y sentido común.
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