viernes, 6 de diciembre de 2013

Merecido tributo a combatientes leales

Escenas conmovedoras tuvieron lugar aquella tarde del siete de diciembre de mil 989, cuando los familiares de los combatientes caídos en misiones internacionalistas recibieron y rindieron tributo a los inmortales restos, acompañados del pueblo, que compartió el dolor y guardó silencio por los ausentes.

Después de veinte años, se me hace imposible olvidar aquel suceso que, en Pinar del Río,  tuvo lugar en la Sala Polivalente 27 de noviembre.  Allí entre aquellos valientes jóvenes reposaba, de alguna manera, Oscar Sánchez Ozuna. 

Lo conocí de niña cuando vivía en la Calle E final del Reparto Lázaro Hernández Arroyo, en la ciudad pinareña.  Era una excelente compañía para sus amigos, alegre, sonriente siempre y muy buen estudiante.

Por sus resultados académicos mereció ingresar en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos, donde siempre se mantuvo entre los primeros expedientes.

Como eterno apasionado de las causas justas y en beneficio del pueblo angolano, asumió con disciplina y entereza la misión solidaria.

Era entonces imberbe cuando sus manos dejaron de escribir poemas de amor, para conducir en lejanas tierras un recio tanque y empuñar la pesada arma. 

Hoy su ejemplo perdura en esas hermosas páginas de internacionalismo que recoge de manera perenne la historia y su nombre se inmortaliza en un centro educacional enclavado en la zona citrícola Enrique Troncoso, de nuestra provincia. 

Este año, como cada siete de diciembre, emprenderemos la marcha hasta donde reposan los restos mortales de los combatientes internacionalistas, que ofrendaron sus vida, muchos de ellos como Oscar, en plena adolescencia, para redimir del ocaso al pueblo angolano.

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